En procesos penales por tráfico internacional de estupefacientes se precisa de la participación de un abogado penalista especialmente entrenado para estos avatares, si se quiere recibir una labor defensiva de calidad.
A través de nuestra oficina se obtiene representación letrada altamente cualificada, con un alto grado de especialización en delitos vinculados a las drogas , lo que nos distingue de los estudios jurídicos donde laboran abogados penalistas que podríamos llamar “generales”. No cuestionamos su calidad ni su profesionalidad, estamos solo resaltando la distinción que implica el hecho de estar especializado en un tipo de delito en concreto.
Normalmente los abogados penalistas asumen en su práctica cotidiana asuntos relacionados con todo tipo de delitos , de manera que reciben un adiestramiento integral, que alcanza la generalidad de las figuras contenidas en los códigos penales.
Sin embargo, el tráfico internacional de estupefacientes es una actividad ilícita que genera enjuiciamientos complejos, que superan la media de rigor técnico desplegado en otros tipos de procesos penales.
No son todos los abogados penalistas los que se especializan en el área del tráfico internacional de estupefacientes .
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Muchos juristas han trabajado de manera esporádica este tipo de casos, pero prefieren evitarlos, mientras que una gran cantidad de profesionales del Derecho se mantienen definitivamente alejados de los delitos vinculados a las drogas . Se trata de delitos de muy alta complejidad, la que se aprecia desde tres puntos de vista, fundamentalmente:
- Desde el punto de vista técnico-jurídico - La necesidad de apoyo de personal experto, - Los conflictos éticos y de opinión pública.
COMPLEJIDAD TÉCNICO-JURÍDICA DE LOS PROCESOS POR TRÁFICO INTERNACIONAL DE ESTUPEFACIENTES.
El tráfico internacional de estupefacientes abarca una amplia pluralidad de figuras delictivas, puesto que muchas y muy variadas son las conductas que tipifican delitos de esta naturaleza. Dada la amplitud y diversidad de este margen, se hace muy complicado distinguir entre los grados de participación en el delito, esto es, la autoría directa, la autoría indirecta y la complicidad. Lo difuso de la línea divisoria en estos casos eleva la dificultad de la defensa a la hora de lograr un convencimiento pleno de los juzgadores en cuanto a cuándo un actuar determinado constituye una forma de autoría en sí misma, o una participación como cómplice del delito principal, cuestión esta muy importante, toda vez que el grado de participación en el delito incide directamente en el marco sancionador aplicable.
Otro factor que incide en la complejidad técnico-jurídica de los procesos por tráfico internacional de estupefacientes es la transnacionalidad, debido a cuestiones tales como la confluencia de diversas jurisdicciones penales, la aplicación y el alcance de la “Lex Fori” (derecho extranjero ), la ejecución de sentencia extranjera, las relaciones internacionales, los documentos internacionales de carácter vinculante para las naciones firmantes, la recopilación y valoración de evidencias y otros elementos de prueba procedentes del extranjero , la supeditación del enjuiciamiento criminal al resultado de un previo proceso de extradición. Se trata de cuestiones que exigen del jurista que se especializa en tráfico internacional de estupefacientes un nivel de conocimientos y de actualización muy por encima de la media que se observa en los abogados penalistas.
LA NECESIDAD DE APOYO DE PERSONAL EXPERTO
El objeto de los delitos de los que estamos hablando aquí son las drogas , o sea, sustancias prohibidas por la Ley, cuya prohibición puede alcanzar tanto su producción, transportación y comercialización, como el simple consumo personal.
En estos delitos el objeto no es un bien de común tráfico comercial, como diríamos por ejemplo de una casa o un auto, sino de sustancias químicas, cuya procedencia puede ser natural o artificial, o mixta. Una defensa bien sustentada necesitará, por tanto, del apoyo de personal experto en estas áreas, dígase desde el punto de vista de la química, la farmacéutica, la medicina, la bioquímica, y otras ciencias. Los caminos por los que transitará el proceso van a depender siempre de la clase de sustancia de que se trate, su nivel de pureza o, al contrario, de adulteración, los usos comunes o lícitos que pueden tener, originalmente, algunas de estas sustancias, el grado de toxicidad de las mismas, y, consecuentemente, el perjuicio para la salud y la vida de las personas.
En otro orden cosas, volvamos la mirada hacia las ciencias económicas y financieras, para darnos cuenta de cuán enormemente necesarios son los expertos en dichas áreas cuando estamos hablando de tráfico internacional de estupefacientes , delitos que se cometen a través de complejísimas operaciones mercantiles minuciosamente planeadas y ejecutadas. El personal experto en transacciones aduaneras, conocimientos de embarque, contratación de fletes, funcionamiento de empresas transportistas y de suministro, es de especial relevancia en el equipo de la defensa .
La instrucción penal realiza su trabajo con apoyo científico forense, de modo que la defensa , a fin de presentar una efectiva oposición a las pruebas de la acusación , no puede disponer de menos. El apoyo de personal experto es fundamental.
LOS CONFLICTOS ÉTICOS Y DE OPINIÓN PÚBLICA.
Este, y no por dejarlo de último es menos importante, es uno de los factores que más poderosamente contribuyen a que podamos afirmar, sin temor a exagerar, que la labor de los abogados defensores en procesos por tráfico internacional de estupefacientes es un trabajo muy duro.
La opinión pública es muchas veces implacable a la hora de juzgar a los profesionales del derecho que asumen esta tarea. Ser acusado de tolerancia hacia el flagelo del narcotráfico, de aprobación, y hasta de complicidad, son actitudes que enfrentan todos los días estos abogados , quienes deben aferrarse a la convicción de que el derecho a la defensa es sagrado para continuar ejerciendo sin desalentarse.
Moverse en este mundo, aunque sea del lado de la Ley y no del lado de los transgresores, tiene siempre algo de sombrío. La línea que separa “ejercer la defensa penal ” de “trabajar para los narcos” no siempre es tan bien definida como se quisiera. Los juristas especializados en procesos de tráfico internacional de estupefacientes , con un vasto caudal de experiencia acumulada, requieren de férreos principio éticos a modo de lentes, que no les permitan jamás cruzar esa línea que se pone, a veces, tan delgada y difusa.